«Hace unos días vendí una cubertería por 50 euros para ir a la farmacia»
A pesar de que reconoce que en los últimos meses ha dado un «bajón enorme», la actriz sigue al pie del cañón porque necesita trabajar. «He vendido una cubertería por 50 euros para ir a la farmacia», confiesa.
Además de ser una de las actrices más queridas y admiradas de nuestro país, Concha Velasco se ha ganado también el respeto de todo el mundo por su fortaleza y determinación, cualidades que son las que la ayudan a seguir subiéndose cada tarde a los escenarios a sus 81 años y a pesar de sus continuos problemas de salud.
De hecho, acaba de ser intervenida de una grave peritonitis y han tenido que ponerle infiltraciones en las vértebras pero, aun así, no ha faltado a su cita con Bilbao para representar la obra escrita por su hijo Manuel (44), La habitación de Maria, demostrando que el amor por su profesión está por encima de todo.
Sin embargo, ella misma ha reconocido que las fuerzas empiezan a flaquearle y que la crisis del coronavirus le ha pasado una gran factura, tanto física como psicológica. «He vivido muy mal la pandemia y he dado un bajón enorme. Tengo dos hijos maravillosos, pero se lo tomaron tan a pecho que no solo no dejaban entrar a nadie en mi casa, sino que tampoco me dejaban salir y yo no puedo soportar la soledad», ha confesado al periódico Deia.
No poder estar con los suyos y, en especial, con su nieto, Samuel (12), la ha llenado de tristeza y el trabajo ha sido, una vez más, su único refugio.
¿PROBLEMAS DE DINERO?
Pero seguir al pie del cañón no es solo una cuestión de devoción, sino también de obligación, ya que Concha necesita continuar trabajando, como reconoce sin pelos en la lengua: «He tenido que vender todo lo que tenía en mi casa porque cuando no se cobra, hay que hacerlo. Y dichosa yo que tenía cosas para vender. Hace unos días vendí una cubertería por 50 euros para ir a la farmacia». Y es que Velasco reconoce que en el trabajo ha invertido tanto su corazón como su patrimonio: «En el teatro he sido un poco despilfarradora, pero en la vida privada nunca». De hecho, así lo corrobora también su primogénito, que ha matizado un poco las palabras de su madre asegurando que su situación no es tan mala: «Afortunadamente ella no tiene mayor problema económico. Además, con lo trabajadora que ha sido toda su vida, tiene una buena pensión. Sus únicos problemas son los lógicos achaques propios de la edad». Eso sí, a pesar de que el propio Manuel le ha recomendado que se tome ya un merecido descanso, Concha quiere seguir al pie del cañón. «Sigo teniendo la misma ilusión que cuando era una joven», reconoce.
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