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Carlota Corredera desesperada: La caída a los infiernos de la presentadora

Sin ningún proyecto a la vista, está muy afectada, «agobiada» y «en crisis» porque sabe que tiene cerradas las puertas de Medíaset después de que su imagen quedara muy dañada por su férrea defensa a Rocío Carrasco.

El pasado 25 de marzo, Carlota Corredera (47) se despidió como presentadora del programa ‘Sálvame’, que no solo fue el formato en el que tuvo la oportunidad de pasar de directora a ponerse frente a las cámaras, sino también su ‘niño mimado’, al que dedicó mucho tiempo, cariño y esfuerzo desde sus inicios, hace ya 13 años.

Una Salida que se justificó asegurando que iba a hacerse cargo de un formato nuevo que ella misma había ideado y que dirigiría y presentaría bajo el paraguas de la misma productora, La fábrica de la Tele, con cuyos dueños mantiene una gran amistad que se remonta a la época de los inicios laborales de todos ellos en televisión.

Así, con un horizonte halagüeño, Carlota marchó en busca de aires nuevos que parece que no acaban de llegar porque las hojas del Calendario han ido cayendo, la realidad se ha impuesto y hoy por hoy, según publica ’Informalia‘, ni hubo un proyecto en la cadena para ella ni parece que lo habrá en un futuro próximo.

«Porque sencillamente en Medíaset ya no la quieren», aseguran al citado portal, personas de la cadena. «Hacía tiempo que querían desprenderse de ella, pero no sabían como. Para ellos ya estaba quemada.

Aprovecharon que quitaban a los directores para quitarla a ella también. Pero, como podéis ver, ellos han vuelto y ella sigue desaparecida y sin proyecto», explica la misma fuente. Lo cierto es que su marcha coincidió con la salida de los dos directores del programa, David Valdepeñas y Alberto Díaz, en lo que parecía una estrategia para darle un cambio radical al formato tras la caída de audiencia.

Y así fue durante unas pocas semanas, en las que los contenidos y la puesta en escena cambiaron, pero no debieron de funcionar como esperaban porque los directores regresaron a sus funciones y el programa volvió a ser el de antaño. Nada ha cambiado en ‘Sálvame‘, excepto la ausencia de Carlota.

UN GRAN CONDICIONANTE

La viguesa cada vez es más consciente de su situación y, tras dos meses en los que ha disfrutado de su familia, amigos y tiempo libre, comienza a angustiarse y, según la misma información, «está agobiada y en crisis porque no ve muy claro eso de nuevos formatos. Empieza a dudar de su futuro y comienza a pensar en otras salidas profesionales a las que acogerse».

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Durante su extensa carrera en televisión, en la que empezó desde abajo, la periodista ha conocido a mucha gente y contactos no le deben de faltar, pero aún no ha conseguido reengancharse al mercado laboral. «Ha llamado a más de una puerta y no ha recibido las respuestas que esperaba», aseguran. Y esto pese a que hace cuatro años en una entrevista aseguraba que sabía bien lo caprichosa que es la televisión y que su meta no era conducir un espacio a toda costa.

«Hoy presento y mañana puede acabarse. Soy consciente de que esto puede ser transitorio […]. Para mí no sería un fracaso volver a la redacción. He visto subir y bajar a tanta gente que sé lo importante que es ver esto con realismo. Si algún día me deja de compensar, te puedo asegurar que lo primero que haré será hablar con mis jefes para volver a la redacción y seré feliz», decía con toda humildad.

Pero hay que tener en cuenta que durante casi toda su trayectoria ha trabajado para la misma productora, que en este momento tiene centrados todos sus proyectos en Medíaset y, de ser cierto que la cadena no la quiere, tendría que buscar acomodo en la competencia.

Y aquí es donde la apuesta personal que hizo a favor de Rocío Carrasco (45) y de su historia puede lastrar su futuro profesional.

EL ORIGEN DEL FIN

Porque realmente ha sido su posicionamiento férreo a favor de la hija de la Jurado lo que ha provocado ese tsunami profesional en su vida. Hasta que la Carrasco decidió contar su verdad y Carlota se puso al frente de los especiales que acompañaban su desgarrador relato, la viguesa mantenía una imagen impecable.

Había logrado ganarse el respeto y el cariño del público, pese a no ser una presentadora al uso, e inspiró a muchas mujeres a que se quisieran con sus curvas abanderando la imagen de una mujer real. Caía bien, era simpática, gustaba y desde que comenzó a presentar ‘Sálvame’, en 2017, no dejó de enlazar otros trabajos frente a las cámaras, como ‘Las Campos’ 0 ‘Cámbiame’, lo que le reportó una imagen amable para las marcas, que confiaron en ella para promocionar sus productos.

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Sus redes sociales se llenaron de seguidores que alababan su trabajo, su estilo y su cercanía. Poco antes de su salida del programa vespertino, más de medio millón de personas la seguían en Instagram, un número que se ha reducido notablemente después de dejar de aparecer en televisión.

Otro varapalo más, ya que ahora esa es la única ventana que tiene para comunicarse con su público más fiel, que cada vez se va reduciendo más. Y no solo eso, esta red social también es una importante vía de ingresos a cambio de colaboraciones publicitarias que dependen del número de seguidores y de la imagen que se tenga.

UNA TRABAJADORA NATA

Este y no otro es el tema más espinoso porque su imagen ha salido muy mal parada desde que mostró su cara menos amable para defender a su amiga Rocío Carrasco, lo que al final le costó su puesto de trabajo. Fiel a sus principios, la gallega se convirtió en un estandarte de la lucha feminista y traspasó esa fina línea entre presentadora y algo más, implicándose personalmente con los supuestos malos tratos que denunció la mujer de Fidel Albiac (49).

No se limitó a conducir, sino que se posicionó de una forma tan radical, sin dejar que se escucharan otras opiniones, expulsando del plato incluso a las voces ‘disidentes’, que acabo siendo objeto de críticas muy duras en las redes sociales y del rechazo de parte de la audiencia.

Un daño que aseguran que la cadena intentó reparar proponiéndole ir a ‘Supervivientes’, un proyecto que ella rechazó. Quienes la conocen asevera que es una «curranta», que quiere trabajar y que no lleva bien estar sentada esperando una llamada, pero, hasta que esa oferta laboral llegue, aprovecha para quedar con sus antiguos compañeros, que también son amigos, y «recuperarse» emocionalmente con ayuda de su psicóloga de la apuesta en la que más ha creído en toda su vida, pero que a la larga le ha pasado factura a todos los niveles.


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