Ay, queridos míos, que Supervivientes 2025 ya tiene ganador y menudo lío se ha montado. Borja González, ese que conocemos de La Isla de las Tentaciones (porque claro, de ahí salen todos los famosos últimamente), se ha llevado el premio de 200.000 euros. Pero ojo, que no todo es oro lo que reluce en las playas hondureñas.
La cosa se puso calentita cuando los espectadores empezaron a gritar al cielo. ¿El motivo? Que nuestro flamante ganador parece que se saltó las normas en la prueba final a la torera. Y es que en televisión ya no hay respeto ni por las reglas básicas, ¿verdad?
La final tenía todos los ingredientes de un buen culebrón. Álvaro Muñoz Escassi (sí, el mismo que sale en todas las revistas del corazón), Anita Williams, José Carlos Montoya y Borja luchando por la gloria. Pero claro, cuando hay dinero de por medio, algunos parece que se olvidan de los modales.
La prueba de la discordia: cuando aguantar la respiración se convierte en arte
Vamos a lo jugoso, que es lo que nos gusta. La prueba final consistía en liberarse de cadenas con más de 40 kilos de peso mientras estaban debajo del agua. Vamos, que tenían que hacer de Houdini pero versión acuática y con menos elegancia.
Laura Madrueño, la presentadora que siempre mantiene la composure aunque se esté desatando el apocalipsis, dejó claras las normas: podías sacar la cabeza para respirar las veces que quisieras, pero los candados había que abrirlos en apnea. Mensaje recibido, ¿no?
Pues resulta que mientras Escassi cumplía las reglas como un boy scout ejemplar, nuestro querido Borja decidió que las normas eran más bien sugerencias. Salió varias veces a tomar aire (hasta ahí, todo legal) pero después se puso a abrir candados con la cabeza fuera del agua como si nada. ¡Oye, que las cámaras están grabando!

Los telespectadores no tardaron ni cinco minutos en saltar como resortes. Las redes sociales se convirtieron en un campo de batalla digital donde la gente pedía explicaciones a gritos. “¿Cómo es posible que no le digan nada?”, “Esto es una vergüenza”, “¿Dónde están los árbitros?”. El típico drama que nos encanta.
Pero aquí viene lo más surrealista de todo: a pesar de que Borja había hecho su particular interpretación de las normas, Álvaro Muñoz Escassi completó el circuito antes que él. O sea, que Escassi ganó la prueba limpiamente mientras el otro se las ingeniaba para hacer trampas y aún así perder. La ironía en estado puro, queridos.
Cuando ganar no es suficiente: el arte de la polémica post-victoria
Pero la cosa no quedó ahí, porque en este país nada es sencillo. Al final, Borja González acabó ganando toda la edición de Supervivientes 2025. Sus primeras palabras fueron “¡Gracias, España! ¡Vamos! ¡Gracias a todos!”, que es lo que dice todo el mundo cuando gana algo en televisión. Originalidad, level zero.
La audiencia, eso sí, no se lo ha puesto nada fácil. Los comentarios en redes han sido de todo menos cariñosos. Que si hizo trampas, que si no se merecía ganar, que si la organización hizo la vista gorda… El menú completo de la indignación televisiva.
Y es que seamos sinceros, ¿a quién no le gusta un poco de drama post-victoria? Es como cuando gana Eurovision y medio continente dice que ha habido tongo. La tradición manda.
El caso es que Álvaro Muñoz Escassi, que parecía tener todas las de ganar después de cumplir las normas como un señor, se tuvo que conformar con el segundo puesto. Ley de vida: a veces hacer las cosas bien no garantiza el éxito. Aunque bueno, viniendo de quien viene, seguro que ya está acostumbrado a los segundos puestos en ciertos ámbitos de la vida.
Anita Williams se quedó en cuarto lugar después de un momento emotivo con Jorge Javier Vázquez que, como siempre, supo sacar el drama hasta de debajo de las piedras. Ese hombre es un genio del espectáculo, hay que reconocerlo.
José Carlos Montoya tampoco tuvo su noche de gloria, pero al menos se llevó la experiencia y unas cuantas anécdotas que contar en el pueblo. Que no es poco en estos tiempos.
Lo que está claro es que esta edición de Supervivientes 2025 ha dado más de qué hablar que un concurso de Eurovision. Entre polémicas, supuestas trampas, lágrimas, dramas y el inevitable circo mediático posterior, los productores pueden estar contentos: la gente ha hablado, que es de lo que se trata.
Porque al final, queridos lectores, de eso va todo esto. No importa tanto quién gane o cómo lo haga, sino que al día siguiente todo el mundo esté comentando lo que pasó. Y vaya si lo han conseguido.
Borja González puede estar tranquilo con sus 200.000 euros, pero va a tener que convivir con la etiqueta de “el que ganó haciendo trampas” durante una buena temporada. En el mundo del corazón, las etiquetas duran más que los matrimonios de famosos.
Mientras tanto, los productores ya estarán pensando en la próxima edición. Porque esto del reality show es como una droga: siempre necesitas más drama, más polémica, más espectáculo. Y visto lo visto, material no les va a faltar.
La moraleja de todo esto es que en televisión, como en la vida, las normas están para cumplirlas… o para saltárselas creativamente si tienes las cámaras de tu lado. Borja lo ha hecho, ha ganado, y ahora a lidiar con las consecuencias. Que tampoco será para tanto, con 200.000 euros se compran muchos pañuelos para secar las lágrimas de la polémica.
Y nosotros, los espectadores, seguiremos aquí, esperando la próxima polémica, el próximo drama, la próxima edición donde alguien más se salte las normas y nos dé de qué hablar durante semanas. Porque seamos sinceros: sin polémica, ¿qué gracia tendría?
Al final, Supervivientes 2025 nos ha dado exactamente lo que esperábamos: drama, polémica, lágrimas y un ganador controvertido. Misión cumplida, señores productores. Hasta la próxima.

La loca más divertida de la redacción de GATITAROSA. Rosa… muy rosa… y alocada nuestra nueva incorporación. Redactora de “Supervivientes 2023” y otros cotilleos televisivos.
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