El presentador tuvo que ser operado de un coágulo en la arteria carótida para prevenir futuros problemas cardiovasculares y asegura que seguirá los consejos médicos «No queda más remedio que bajar el ritmo», afirma.
El 13 de abril, Boris Izaguirre (56) informaba en sus redes de que la operación a la que se había sometido había salido perfectamente, y acompañaba la buena noticia con una fotografía en el hospital, hablando por teléfono y mostrando un apósito en el cuello.
Poco después era dado de alta para recuperarse en casa, algo que sigue haciendo, y ha sido él mismo quien ha contado al diario ‘La Razón’ qué le llevo a pasar por quirófano. «Me descubrieron una placa y un coágulo en la arteria carótida derecha.
Es muy difícil que te des cuenta de una cosa así, porque es algo que no se ve a simple vista… a menos que te hagas una revisión», ha comentado señalando su buena suerte, ya que fue en una revisión rutinaria donde le detectaron este problema que decidieron atajar de forma inmediata. «La operación es para prevenir futuros problemas cardiovasculares.
Es decir, un infarto de miocardio o un infarto cerebral. Tuve muy claro que debía entrar en el quirófano, tomé la decisión sin dudarlo», ha confesado asegurando que no tiene ninguna secuela y que ha podido hacer vida normal» desde que salió del centro médico
«TODO POR LA SALUD»
Una rutina a la que ha vuelto porque se encuentra «muy bien», aunque de este percance ha sacado una valiosa enseñanza: «Tengo que tomarme las cosas un poco más tranquilas. Estaba aceptando demasiados compromisos profesionales, apenas contaba con tiempo libre», ha reconocido al confirmar que los médicos le han recomendado «reducir el ritmo»
Algo que piensa hacer, no sin cierto deje de resignación «No queda más remedio que bajar el ritmo Es lo mejor. Todo sea por la salud». En esta nueva etapa, su marido, Rubén Nogueira, será su mejor pilar para ayudarle, ya que Boris es un hombre apasionado y polifacético como ninguno, guionista, escritor, presentador, colaborador… no hay nada que se le resista y a todo le da su reconocible impronta personal.
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