¡Drama transatlántico en la vida de la princesa del pueblo! A solo unos días de su esperadísimo regreso a la televisión, Belén Esteban ha protagonizado una despedida de telenovela en Estados Unidos. Y no, no ha sido con Jorge Javier, ni con Patiño, ni con un plato de jamón ibérico en la maleta: ha sido con su hija, Andrea Janeiro, la gran desaparecida del universo Sálvame.
Porque sí, amigas y enemigos, mientras tú estabas buscando una torrija decente en Semana Santa, Belén cogía un avión con escala directa al drama emocional. El destino: EE.UU. La razón: pasar unos días con su hija, esa misma que vive lejos, calladita, sin Telecinco y sin ganas de saber nada del show de su madre.
“Te quiero, eres lo mejor de mi vida ❤️”
Con estas palabras y una lágrima estratégicamente bien colocada para que el rímel no se corra, Belén revolucionó Instagram. Subió fotos del viaje, sonrisas familiares y una despedida con más sentimiento que un final de temporada de “Anatomía de Grey”.
“Qué duras son las despedidas, pero me voy con mi corazón lleno de amor”, escribió. Traducción libre: “Me dejo el alma en esta despedida, pero vuelvo con el móvil lleno de selfies para el feed y la energía a tope para lo que se viene”.
Y lo que se viene no es poco: ‘La familia de la tele’, el nuevo formato de La 1, que promete ser el resucita-famosos de 2025. Junto a María Patiño y otros fantasmas ilustres de Sálvame, Belén intentará demostrar que aún hay vida después del grito, el polígrafo y la bronca con Lydia Lozano.
Belén Esteban: entre la lágrima en business class y la alfombra roja de TVE
La nueva Belén llega con las pilas cargadas, el corazón calentito por los abrazos maternales y una mezcla explosiva de emociones: tristeza por lo que deja atrás, ilusión por lo que viene y, probablemente, jet lag.
¿Qué podemos esperar de ‘La familia de la tele’? Pues según las malas lenguas y los buenos rumores, será una especie de reality-show-nostalgia donde los ex de Sálvame intentarán hacerse los interesantes en horario público y sin decir palabrotas.
Un “¡buenas tardes, corazones!” con sabor a Deluxe.
Y mientras tanto, Andrea Janeiro sigue a lo suyo, estudiando, trabajando, o simplemente viviendo sin necesidad de platós ni exclusivas. Una elección respetable, aunque nos quite todo el morbo.

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