Uno de los grandes errores en los que caemos a la hora de practicar ejercicio físico es focalizar nuestro tiempo y esfuerzo a lo largo del día, olvidándonos del momento previo a acostarnos.
Y si es importante calentar el cuerpo antes de hacer cualquier actividad física, estirarse cuando estarnos a punto de irnos a la cama es igual de fundamental. No solo lo agradecerán nuestros huesos y músculos, sino que, además, descansaremos mucho mejor.
Por eso, los expertos recomiendan dedicar cinco o diez minutos para trabajar bien las extremidades, el tronco y el cuello con el objetivo de ir relajándolos poco a poco y prepararlos para el sueño.
Uno de los ejercicios más sencillos y efectivos es ponernos de rodillas sobre una esterilla o manta, colocar una de las extremidades inferiores hacia delante formando un trapecio con la rodilla y llevar la otra pierna hacia atrás cogiéndola con la mano por la punta del pie.
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