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Ana Obregón: «A la vida le pido volver a nacer»

La presentadora explicó por primera vez el tortuoso camino que tránsito con el joven durante su tratamiento, poniendo en valor su fuerza y valentía hasta el final. «Mi hijo sonrió al cáncer, debería estar aquí», se lamenta. .

Han pasado 21 meses desde la muerte de Alex Lequio, el hijo de Ana Obregón (66) y Alessandro (61), y es ahora cuando la presentadora se ha visto con fuerzas para explicar como se encuentra y como vivió la enfermedad del joven.

Se lo contó a un amigo, Bertín Osborne (67), en una charla emocionante y muy dolorosa en la que Ana mostró su desgarro como madre y todo lo que ha sentido. «Cuando pierdes a un hijo, sientes el amor y el dolor infinito», le explicó queriendo dejar claro que las víctimas en un caso como el suyo no son la familia, sino los enfermos: «Mi hijo debería estar aquí, tenía 27 años.

Una idea en la que insistió tachando de injusticia lo ocurrido y lo que les pasa a muchas familias con niños y adolescentes enfermos. «En España mueren 300 personas de cáncer al día», recordó denunciando que nuestro país está a la cola de las ayudas a la investigación y que provoca que cánceres como el que tuvo su hijo, el sarcoma de Ewing, y que afecta a niños y a jóvenes, no se pueda curar.

De forma cruda, explico que Alex paso por más de 100 quimios. «Los ciclos de primera línea son los buenos. Hay unos que solo te pueden dar 12 de lo fuertes que son. Luego los hay de segunda y luego los ensayos, y como no hay investigación, no hay ensayos», se lamentó, agradeciendo a Amancio Ortega los 280 millones de euros que dono para comprar una máquina de protonterapia, que es el tratamiento que su hijo siguió en Nueva York durante siete meses, porque en España no había todavía ninguna.

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«YO ME FUI CON Él.»

Muy sincera, relato su periplo por hospitales y tratamientos considerándose afortunada de haber podido pagarlos y recordó la felicidad que sintió cuando pensaron que se había curado.

«Eso fue volver a vivir, Ahí supe lo que era la felicidad», dijo con un brillo en su mirada.

Pero la enfermedad volvió con toda su crudeza y ella se negó a aceptar el diagnóstico de los médicos: «Poco podemos hacer». Y así, de la mano de su padre y su madre, Alex se marchó habiéndoles dejado una lección de valentía y coraje.

«Me merece la pena estar así por veros juntos», revelo Ana que dijo el joven al final, un final no exento de sufrimiento, que es lo que más le duele a la actriz. «Se moría del dolor. Como sufrió, muchísimo», dijo sin poder contener las lágrimas.

«Quiero que la gente sepa lo fuerte y valiente que fue mi hijo hasta el final», explicó sosteniendo que siempre encaro su enfermedad con fuerza y sentido del humor: «Mi hijo sonrió al cáncer». La única vez que su voluntad se quebró fue cuando la enfermedad volvió y le confesó a su madre su mayor temor: «Tengo un 20% de posibilidades de vivir». Un porcentaje que se negaron a creer confiando en la esperanza.

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«Al final se fue y yo me fui con él. Cuando se muere tu hijo, mueres y tienes la obligación de seguir viviendo. Ahí dejé de ser fuerte», explico. Una afirmación que llevó a Bertín a preguntarle si había pensado alguna vez en tirar la toalla. «Yo me perdono la vida todos los días», fue su cruda respuesta.

«LO FELIZ QUE ERA»

Desde ese trágico 13 de mayo de 2020, Ana está en una fase de duelo llena de altibajos. «Es el precio que pagas por haberte atrevido a amar tanto», considera, y reconoce que su experiencia la ha ayudado a relativizar los problemas cotidianos.

«Las veces qué he sido feliz y no me he dado ni cuenta. La vida es un instante. No sabía lo feliz que era», admitió con nostalgia. Su trabajo en televisión, donde tiene un nuevo programa, la Fundación Alex Lequio y ayudar a los demás son los alicientes que tiene para seguir adelante con un objetivo:

«A la vida le pido volver a nacer y volver a una vida sin él».


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