Hace justo un año que Ainhoa Arteta (57) estuvo a punto de morir por varias complicaciones médicas, y doce meses después celebra la vida y el verano con la mejor de las compañías: sus hijos, Sarah Croft e Iker Garmendía.
En Ibiza y a su lado ha brindado por lo que ha definido como su «primer año en la vida de nuevo» y ha aprovechado para reponer fuerzas, estar en contacto con la naturaleza y visitar algunos de los lugares más mágicos de la isla como Es Vedrá.
«Mi carrocería resistirá con estos dos magníficos motores jóvenes, nos ayudaremos con la experiencia y el ímpetu de aprender y ver cada día para volar más alto y más firme que nunca», ha escrito.
Comentarista de todo esto de la prensa del corazón, llamémosle prensa rosa. Adicta al famoseo habitual de los programas de telerrealidad.
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